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Dime: ¿quién eres?

Si quisieras ser conocida, si dejases caer todas las barreras que te ocultan para mostrar tu verdad: ¿qué dirías de ti misma? (1).

Háblame de la conciencia que tienes de ti: Dime cómo te definirías a ti misma, en tu esencia más íntima: lo que tú eres en lo más profundo de tu ser (2).

Si tuvieras que describirte a ti misma con una imagen: cómo lo harías.


Dime quien eres

(1) ¿Por qué una confesión como ésta? El itinerario trata de ayudarte a llegar al fondo de tu ser, por el reconocimiento de tu propia verdad, que tal vez a ti misma se te oculta (por falta de interlocutor o de reciprocidad dentro de tu vida); haciéndote reflexionar sobre diversos aspectos de tu vida y tu conducta, tratando de comprender su lógica interna, para llegar también a su causa y origen dentro de ti; con la intención de que puedas comprenderte mejor a ti misma, en tu conducta (a veces, aparentemente errática) y en tus contradicciones.


Poniéndote ante el espejo de tu propio corazón, para que te "descubras" o "desveles" a ti misma, por el despojamiento de todo lo que te oculta, saliendo de la oscuridad por la confesión de ti misma, ante tu propia mirada; para contemplarte de un modo nuevo, tal vez como antes no lo habías hecho jamás, en tu verdad más última. Hasta llegar a aquel lugar más íntimo dentro de ti en el que todo vuelve a la vida por el reencuentro con tu propia verdad.


La presencia de un interlocutor se justifica dada la estructura dialogal del ser humano, que requiere que nuestra verdad sea acogida y nos sea devuelta por otro, para poder ser reconocida por nosotros mismos. Sin esta reciprocidad viviríamos siempre en una conciencia atemática de lo que somos, que siente las cosas sin ponerle nombre, como sucede con frecuencia en nuestras vidas.


El único valor del cuestionario está en el conocimiento que pueda aportar acerca de esta lógica interna que tienen nuestras acciones, para ayudarte a sacar a luz en tu conciencia la realidad oculta que hay en tu corazón (que ni siquiera tu misma conoces); al reconocerte a ti misma en algunas de las conductas que allí se narran.


El cuestionario es también para ti como un espejo, en el que vas reconociendo fragmentos, aspectos de tu vida y tu conducta (que estaban ahí, aunque apenas hubieses reparado en ellos; cuya importancia era sintomática y cuyo significado iba más lejos de su apariencia solo anecdótica). Su utilidad es estrictamente personal (solo para ti), pudiendo compartir lo quieras acerca de ti misma con entera libertad y confidencialidad.


Resta solo la determinación interior que te mueva a ponerte en camino (por esta confesión de ti misma), en la búsqueda de tu propia verdad; que será siempre amable (más allá de lo que tú puedes imaginar), aunque se halle tal vez herida. Sin temor a entrar y hacer luz en ninguno de los abismos en los que, por diversas razones, las circunstancias de la vida te han ido sumergiendo, privándote de libertad y a veces también de sentido humano.


(2) La conciencia de ti misma: Gran parte de nuestra conducta actual, como a lo largo de la vida, responde a la conciencia que tenemos de nosotros mismos, que se fragua en la época más temprana de la vida, en las primeras relaciones con nuestro entorno (sobre todo con nuestros progenitores), donde tiene lugar la experiencia original de nosotros mismos, que ha de marcar todo el resto de la vida. Allí radica la experiencia del propio valor, dignidad, estima básica de nosotros mismos como objeto de amor o de rechazo, desprecio o maltrato, abandono, etc.


Gran parte de nuestra recurrencia en determinadas conductas hallan su explicación en un cierto retorno a la experiencia original de nosotros mismos, que nos identifica / en lo que hallamos nuestra propia identidad, aunque se trate de conductas negativas o destructivas para nosotros.


Es sobre todo en momentos de insatisfacción o de conflicto / adversidad respecto del presente, donde se da este retorno al pasado, como una búsqueda inconsciente de seguridad y autoafirmación o sentido; recreando situaciones que nos retrotraen a la experiencia original que tenemos de nosotros mismos y , por tanto, que nos identifican, reforzándonos en la conciencia original de lo que somos, adquirida en esa primera etapa de la vida, aunque ésta no sea constructiva; explicando la situación adversa actual como algo que de algún modo nos corresponde o merecemos, a lo que estamos irremediablemente avocados o predestinados, de manera por supuesto poco saludable.