Tras una breve historia personal (infancia, juventud, relaciones personales y experiencias que más han marcado tu vida):
De aquello en lo que has buscado tu libertad, en lo que has traspasado todos tus límites; obrando a veces en contra de ti misma, de tus convicciones más íntimas, hasta renunciar a ellas. Dime si has hallado en ello lo que buscabas y cuál es la norma actual de tu conducta: qué es lo que rige todas tus acciones (ser tú misma, la búsqueda de tu propio interés, ganar el afecto y la estima del mundo, la búsqueda de placer o de poder, etc) (3).
Háblame de aquello en lo que te sientes presa o esclava, donde no haces lo que quieres (aún en daño propio a veces); donde no te sientes dueña de ti en tu conducta. Dime si hay algún ámbito de tu vida en el que esto suceda (el alcohol, el sexo, las drogas, la búsqueda del afecto, etc).
Trata de explicarme cómo es tu conducta en el fondo de tu esclavitud, qué es lo que la caracteriza y cómo te sientes a ti misma en ella, si te parece ser la misma persona u otra distinta (bajo los efectos de la droga, el alcohol u otras realidades que puedan someter a esclavitud tu existencia); si te acuerdas de tus obras (de lo que hiciste cuando no eras tú) o tienes espacios vacíos en tu memoria y solo puedes percibir en ti (en tu cuerpo y en tu alma) las huellas de tu conducta.
Si con una imagen tuvieras que describir cómo es la prisión o el infierno en el que te hayas bajo el signo de tu esclavitud (allí donde no dispones de tu vida), dime cómo lo harías.
(3) El dictado de la propia conciencia: Constituye con frecuencia la norma básica de nuestra conducta, recibido como herencia de nuestros antepasados y del ámbito cultural en el que hemos crecido; tejido también por la experiencia que tenemos de nosotros mismos, en lo más íntimo de nuestro ser, más allá de todos los influjos externos.
Representa los principios y valores que rigen nuestra conducta y caracterizan nuestra personalidad; que por distintas razones pueden verse quebrantados en algún momento de nuestra vida, necesitando ser restaurados o sustituidos por otros; que pueden ser más o menos saludables, constructivos o destructivos de nuestra libertad (aun habiendo sido decididos por nosotros); más prácticos o egoístas, más conformes o menos a nuestra condición humana como personas; respondiendo a la experiencia del Bien y del Mal que hemos ido teniendo a lo largo de la vida y a nuestro propio instinto de supervivencia.